Toda la familia disfruta del receso escolar. El sólo hecho de que los chicos estén de vacaciones ya pone a todo el mundo de mejor humor. Por eso, empieza a invadir la nostalgia cuando se acerca la hora de regresar a las aulas. Para que empiecen con todas las pilas, te contamos estos 7 consejos para una feliz vuelta al cole.
Si bien cuesta volver a acostumbrarse al sonido de la alarma, las tareas y el estudio, hay que reconocer que volver a clases también nos genera entusiasmo. Todos los útiles nuevos, la emoción de reencontrarse con los compañeros, las expectativas por todo lo que hay por aprender… Esto y mucho más son motivos para esperar volver al cole con una sonrisa.
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¿Cómo afrontar la vuelta al cole?
La verdad es que volver al cole con ganas es todo un desafío no sólo para los chicos sino para toda la familia. Implica volver a organizar la rutina, cenar e irse a la cama más temprano, dejar las tardes de pileta para hacer los deberes. Nadie dijo que será fácil.
Sin embargo, podemos seguir estos simples consejos para que la vuelta a clase sea una experiencia divertida y agradable tanto para los chicos como para mamás y papás.
Organizar la semana en familia
Una de las cosas que más se extraña de las vacaciones es que la rutina se vuelve más flexible. No hay actividades con horarios y tampoco necesidad de correr de un lado a otro. La escuela es para todos un organizador de rutina natural de nuestros días. Todas las demás actividades se adaptan a las escolares. Cuanto mejor organizados, más rinde el tiempo y menos esfuerzo demande.
Por otro lado, la organización es un excelente hábito que no sólo ayuda a que todo funcione de manera armónica. Además, promueve la autonomía y el desarrollo de la responsabilidad. El comienzo de las clases es una buena oportunidad para ponerlo en práctica, mucho mejor si se hace en familia.
De esta manera, los chicos entienden el valor de dedicar a cada cosa el tiempo que requiere. Tanto ellos como los papás necesitan que los compromisos de todos estén coordinados. ¡No dejen de incluir en la agenda semanal tiempo suficiente para compartir juntos!
Establecer objetivos
Ir a la escuela debe resultar motivador. Tanto familia como los chicos necesitan sentir que todo el esfuerzo y tiempo dedicado a la escuela rinde sus frutos. Una manera de hacerlo visible y concreto para todos es establecer algunos objetivos. No necesitan ser grandes metas ni difíciles de alcanzar sino todo lo contrario.
El punto de partida puede ser una evaluación de los resultados del año anterior. Por ejemplo, si costaba levantarse temprano, un primer objetivo puede ser elegir un horario más temprano para cenar e irse a dormir. Si hubo una materia que costó más, dedicar un ratito todos los días a reforzar con actividades extra o mirando videos.
También es importante que los chicos sientan el compromiso de sus papás. Entonces, algunos de los objetivos tiene que involucrarlos directamente. Por ejemplo, los papás pueden ponerse el objetivo de participar de alguna de las actividades que suelen proponer las escuelas, como actos o jornadas de esparcimiento.
Discutir y acordar en familia detalles de la rutina
Empezar la escuela implica aceptar otra vez la rutina. Esto siempre termina resultando tedioso para todos y es una de las principales razones por la que los chicos no quieren que las vacaciones se terminen. Una manera de contrarrestar esas emociones negativas es negociar en familia aquello en lo que los chicos puedan opinar.
Por ejemplo, se puede acordar que los lunes se desayuna de cierta manera, o que los jueves a la salida de la escuela, se va en familia a comer al shopping. Siempre que sea posible, es bueno que los papás accedan a hacer algunas concesiones. Por ejemplo, si los chicos cumplen con todas sus tareas en la semana, el viernes eligen qué cenar.
Esta es una manera de involucrar a los chicos con las actividades que tienen que hacer sin que se les haga una obligación. A veces a los adultos se les olvida que los chicos no tienen posibilidades de elegir gran parte de su día a día. Esta es una manera mesurada de que participen y sean parte de las decisiones.
Recuperar el entusiasmo por estudiar y aprender
Si bien la rutina que impone la escuela puede resultar un poco pesada y tener tareas o mucho para estudiar puede no resultar muy divertido, es importante revalorizar el papel del estudio. No es fácil que los chicos puedan por sí solos dimensionar la valiosa posibilidad que tienen de recibir educación, entonces queda en manos de las familias hacerlo visible.
No se trata de dar a los chicos una lección sobre el valor del estudio porque seguramente no dé resultado. En cambio, es una buena alternativa conversar sobre problemas de la vida cotidiana que se pueden resolver con lo que aprendemos en la escuela. No necesita ser nada rebuscado. Puede ser algo tan sencillo como un problema matemático para algo que desean comprar, o instrucciones que necesitan seguir.
Otra estrategia que se puede usar es recurrir a anécdotas o historias en las que algo que aprendimos en el cole nos ayudó en alguna ocasión en particular. Si podemos ver la utilidad de lo que vamos a aprender es más probable que podamos valorarlo.
Convertir el momento de preparar el uniforme y la mochila en una salida
Comprar útiles nuevos es una de las pocas cosas que entusiasma fácilmente a los chicos. La ilusión de tener la mochila y la cartuchera de sus personajes favoritos, elegir las carátulas y el sacapuntas con algún diseño súper original son buenos momentos para reforzar la idea de que ir a la escuela también puede ser divertido.
Una manera de motivarlos puede ser convertir la jornada de compra de uniforme y útiles en una emocionante tarde de paseo. Comiencen por hacer una visita a la escuela para ver lo que se les pide este año. Está bueno volver al cole “de visita” antes de que el timbre los llame a las aulas y empiecen las lecciones.
Después pueden continuar revisando lo que quedó del año pasado y haciendo una lista de lo que hace falta renovar o completar. Mientras avanzan con la lista pueden conversar sobre lo importante que es cada elemento para el proceso de aprendizaje, y sobretodo, la importancia de cuidarlos.
Finalmente, tomar la compra como un paseo, como tiempo compartido, y no como un paso más con el que hay que cumplir. Se puede cerrar la tarea con un helado o un licuado en el centro.
Repensar el lugar de la escuela
Tanto los chicos como los adultos tenemos internalizado que ir a la escuela es parte de la vida cotidiana y ya no nos detenemos a pensar por qué. Muchas veces nos olvidamos que en la escuela se aprenden cosas que nos acompañan el resto de la vida, no sólo en cuanto a contenidos académicos.
En la escuela aprendemos todos los valores que nos hacen mejores personas, y también conocemos a nuestros primeros amigos. En las aulas y patios cosechamos los momentos más felices que vamos a guardar para siempre. No nos olvidemos de recordar esto antes de volver a las aulas.
Una forma para hacerlo es mirar fotos, de los chicos y de los papás. Seguro hay en casa álbumes, tradicionales o digitales, con muchas fotos tomadas de los actos para las fechas patrias, fin de curso, y por qué no, primer día de clase. Compartan con los chicos las anécdotas, las emociones vividas esos días, los recuerdos imborrables que se generan cada día en el cole.
Hablar de lo importante
Muchas veces los adultos damos por sentado que para los chicos está claro qué esperamos de ellos. Y muchas otras veces nos olvidamos de preguntar qué esperan ellos de nosotros. En lo que respecta a la escuela, es clave tomarnos un tiempo con ellos para dejar en claro estas questiones.
Si bien a todos nos encanta que nuestros hijos saquen buenas notas y que se adapten a todas las actividades de la escuela, en la mayoría de los casos surgen inconvenientes. Los chicos tienen que saber que sus familias están para acompañarlos y apoyarlos en todo lo que necesiten.
Los chicos tienen que saber que el rendimiento académico es importante pero está bien si algunos temas les cuestan más que otros y necesitan ayuda. Es necesario que les hagamos sentir que nos pueden contar si se sienten solos, si alguien los molesta, o si les cuesta hacer amigos.
Estas conversaciones con los chicos antes de volver al cole les va a dar mayor tranquilidad y seguridad. Muchas veces se hace difícil el regreso a la escuela porque aparecen estos temores. Si los hablamos en familia, los chicos van a poder volver a las aulas con una sonrisa.
Entonces, ¿Cuáles son los 7 consejos para volver feliz al cole?
Desde que comienza otra vez el ciclo lectivo, los domingos a la tarde se convierten en el momento de preparar todo la semana: la carpeta con hojas, la mochila con todos los libros y cuadernos, el uniforme planchado impecable. Con estos 7 consejos creemos que estos preparativos se pueden convertir en un momento para compartir en familia.
En la escuela los chicos no sólo aprenden conocimientos útiles sino que además pasan gran parte de su día, hacen sus primeros amigos y viven momentos que van a recordar siempre. Las familias pueden hacer mucho para que esos días no sean sólo una obligación sino que también puedan estar llenos de diversión. Y esos momentos vividos se conviertan en recuerdos felices.